Estas Navidades los Reyes Magos me trajeron de Oriente "la vaporera". Debo especificar que por oriente entiendo Andrómenas en Santiago de Compostela, uno de mis lugares favoritos para comprar gadgets de cocina.
Después de 15 días de indecisión, hoy la he sacado del armario. El resultado ha sido tan maravilloso que me he decidido a compartirlo con vosotros en este blog.
El primer uso me ha enamorado por varios motivos:
- El primero y más decisivo para mi (vivo el un piso de 35 m) es que al cocinar no huele NADA.
- Muy limpio, sin salpicaduras ni chorretones.
- Muy sano, no hay que añadirle nada de aceite por lo que se restan un montón de calorías. (Una cucharada de aceite tiene 90 kcal) y los alimentos conservan mejor sus propiedades.
- Como la mía es plegable, no ocupa nada de espacio.
- Sabor, mi primera prueba ha salido estupenda de sabor, seguiré probando y os lo cuento todo.
Os presento a mi nueva mejor amiga: La Vaporera de silicona.
Mañana más vapor!
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